2022: Año de Ricardo Flores Magón, precursor de la Revolución Mexicana
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos de San Cristóbal, de comunidades, pueblos, municipios de esta región histórica del estado de Chiapas.
Me da mucho gusto estar aquí, agradecer la compañía de monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de San Cristóbal de las Casas, y desde luego la presencia del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.
Agradecer también al antropólogo Diego Prieto Hernández, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, por encabezar este programa de reconstrucción de recuperación de edificios públicos, que son patrimonio de nuestro pueblo, edificios públicos, templos que fueron afectados por los sismos y que ahora se están reconstruyendo, se están rehabilitando.
Es importante volver a tener presente lo que fue la fundación de San Cristóbal por la orden de dominicos que llegaron al inicio de la Colonia, en la segunda década del siglo XVI.
Es importante recordar que los primeros sacerdotes misioneros sufrieron mucho para llegar aquí, a San Cristóbal. Llegaron a México, desde luego cruzaron el Atlántico, y en las costas del golfo de México un huracán causó el naufragio de dos embarcaciones. Algunos misioneros se ahogaron. Se perdieron archivos, libros que traían para fortalecer el trabajo de fundación de San Cristóbal.
Llegaron aquí y establecieron esta sede católica, religiosa, que fue de las primeras que se establecieron en nuestro país.
También aquí, en San Cristóbal, fue obispo fray Bartolomé de las Casas, defensor de los indígenas. En los tiempos en que había mucha explotación y esclavitud, él siempre defendió a los indígenas. Por eso se le recuerda con afecto, con cariño en Chiapas, en México y en el mundo.
Hace algún tiempo, en el 2015, todavía no era candidato por tercera vez a la Presidencia, estuve en Roma y en un encuentro colectivo, no era una audiencia privada, sino en una celebración del papa Francisco, tuve la oportunidad de hablar con él, el 14 de octubre del 2015, y le entregué una medalla de fray Bartolomé de las Casas. Él pensó que quería yo que la bendijera y le digo: No, es para usted, y se la guardó.
Y ese día también le entregué una carta que quiero compartir con ustedes, dice así:
‘Estimado papa Francisco:
‘Vine a entregarle una medalla de fray Bartolomé de las Casas, defensor de los indios, en el inicio de la dominación colonial en México. Le dejo mi modesto presente y esta breve carta, cuyo propósito principal es transmitir mi más sincero reconocimiento a su labor, no sólo como representante de la Iglesia católica, sino como un papa misionero, de verdad cristiano.
‘Puede decirse que todos los papas han sido cristianos y consecuentes, pero eso, como se sabe, no ha sido cierto ni tendría por qué serlo necesariamente. A diferencia de Dios, somos seres humanos con errores y aciertos. Por ejemplo, hubo un papa que se atrevió a bendecir y reconocer al dictador que ordenó asesinar al presidente Francisco I. Madero, nuestro Apóstol de la Democracia. Pero eso, desde luego, no es usted. De ahí mi profunda admiración a su persona y a su liderazgo.
‘Por lo mismo, celebro su decisión de visitar nuestro país el año próximo. Su presencia en estos tiempos aciagos será de gran aliento para nuestro pueblo. Su mensaje espiritual ayudará a que no se pierda la fe en la justicia y a mantener encendida la llama de la esperanza.
‘Por nuestra parte, le compartimos que continuamos trabajando para lograr una transformación que nos permita eliminar la corrupción política, que ha sido la causa principal de la desigualdad, de la pobreza y de la violencia que padecemos en México.
‘Este cambio de régimen lo estamos impulsando por la vía pacífica y electoral, convenciendo incluso a los adinerados de no dar la espalda a los que sufren, bajo la premisa de que sólo siendo buenos podemos ser felices y de que, por el bien de todos, primero los pobres.’
Ya termina la carta, así:
‘Me despido de usted, reiterando mi más profundo reconocimiento y respeto.’
Pues fíjense que quise leer esta carta, que no se conoce mucho, porque estoy muy contento de estar aquí en Santo Domingo, en este templo histórico y venir a constatar que ya se va a abrir la catedral y también este templo histórico, y que estamos todos satisfechos.
Y le agradecemos mucho al señor obispo de San Cristóbal por su comprensión y por su apoyo.
Y a todos los fieles católicos, que ya van a poder venir a misa y celebrar en la histórica Catedral de San Cristóbal.
A todos, felicidades y muchas gracias.
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