2024: Año de Felipe Carrillo Puerto, benemérito del proletariado, revolucionario y defensor del Mayab
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos, compañeras, compañeros:
Me da mucho gusto estar de nuevo aquí en los pueblos yaquis, en estos pueblos originarios que son lo más íntimo de nuestro país, lo que se expresó antes que otras culturas y antes de otras civilizaciones.
Es muy importante este acto porque estamos concluyendo una etapa y se va a iniciar otra, y va a continuar la transformación, con el mismo ideal. Recientemente hubo una polémica, una más, porque si algo tiene esta transformación es que permite que todo mundo se manifieste, se exprese; se garantiza, ante todo, el derecho a disentir. En la democracia es muy importante la pluralidad, sólo en las dictaduras hay pensamiento único. En la democracia podemos polemizar, podemos debatir, y no siempre coincidir, pero respetarnos.
Decía que hace poco la presidenta electa tomó la decisión de no invitar a la toma de protesta al rey de España. Hoy me venía recordando que, cuando me lo planteó, le dije que no lo veía yo, pues necesario. Pero ella, contrario a lo que se piensa —por eso se equivocan nuestros adversarios—, es una mujer con convicciones, y argumentó que se les había pedido en su momento que ofrecieran los invasores europeos, los españoles, una disculpa, un perdón por las atrocidades cometidas durante la Conquista y en el periodo de tres siglos de dominación colonial. Porque cuando llegaron se impusieron por la fuerza, hay testimonios de que los primeros esclavos los tomó como vasallos Hernán Cortés en Puebla, y antes de la invasión nuestro pueblo era libre, no había esclavitud. Eso el mismo Cortés lo escribió, y también constancia de que hubo mucha represión.
Recuerdo un pasaje en una carta de Hernán Cortés en el que se refiere a una represión en Yecapixtla, Morelos. Él mismo dice que tardó mucho tiempo, después de esa matanza, el río teñido de rojo.
Y luego vino el reparto de los indígenas, la encomienda y la imposición en todos los órdenes. Por eso se le escribió al rey, que podíamos, en una etapa nueva, iniciar una relación distinta si el gobierno de España, el gobierno de México, pedía perdón a los pueblos originarios por la opresión, por la represión, por los abusos.
Y en esa carta también le comentaba que nosotros íbamos a hacer lo mismo, porque se logró la independencia, pero posteriormente continuó la opresión, ya en el México independiente no se consideraba ciudadano al indígena y también se le esclavizó; y no sólo eso, se llevó a cabo una política atroz de exterminio, para arrebatarles sus tierras, sus aguas, a las comunidades originarias.
Y uno de los pueblos más sufridos en esa etapa, fundamentalmente en el porfiriato, fueron los pueblos yaquis, también los mayos y los mayas, pero en el caso de los yaquis fue una vileza, una canallada, una gran injusticia, porque el Ejército se preparó para reprimir y se compró armamento para que el gobierno declarara la guerra a los yaquis y a los mayas. Y en esa guerra desigual, injusta, fueron asesinados alrededor de 15 mil personas, 15 mil yaquis, y también miles de yaquis con familias deportados a trabajar como esclavos en las haciendas cañeras, en las haciendas henequeras del sureste del país.
Por eso, un revolucionario como Francisco I. Madero planteó en su libro La sucesión presidencial el tema de la represión a los yaquis y ofreció justicia. No lo dejaron porque los mismos generales que habían participado en la represión de las comunidades indígenas lo traicionaron y lo asesinaron, y él es el apóstol de nuestra democracia.
Y luego, llegó un presidente revolucionario, el mejor presidente del siglo XX, el general Lázaro Cárdenas, que fue el que restituyó las tierras, el agua, a las comunidades, luego de la Revolución.
Por eso, es muy significativo el que estemos aquí y que se esté concluyendo una primera etapa en la transformación con el cumplimiento del Plan de Justicia Yaqui. Porque la primera vez venimos a ofrecerles disculpas y perdón, pero al mismo tiempo se inició este Plan de Justicia para los Pueblos Yaquis, y se ha avanzado.
Me da mucho gusto el que ya esté terminado el acueducto, que se esté avanzando en la incorporación de las tierras para el riego, las 30 mil hectáreas hasta ahora con posibilidad de que puedan ser 60 mil.
Esto es un logro.
Además, el Plan de Justicia Yaqui es un plan integral; tiene que ver también con la salud, el que hoy empiece a dar consultas el hospital. Para todos los pueblos es todo un acontecimiento el que se hayan construido viviendas y otras obras de beneficio para los pueblos. Pues eso, es muy alentador.
Pero también quiero recordarles que aquí ustedes me entregaron la solicitud para que se impulsara una reforma a la Constitución y se garantizaran los derechos de los pueblos indígenas de México. Y ya podemos decir: misión cumplida.
¿Qué significa esta reforma?
Tiene varias cosas importantes. Desde luego, el respeto a las culturas, las tradiciones, las costumbres, las lenguas de los pueblos originarios; pero tiene dos cosas muy trascedentes que yo puedo subrayar:
Una, que se considera a las comunidades, a los pueblos indígenas como sujetos de derecho. Pero ¿qué es eso?, porque sujetos de derecho pues tiene que ver con una concepción de especialistas en antropología, en sociología, en letras, en filosofía; pues es el que se les reconozca como gobierno, eso es todo, o sea, que van a tener su gobierno reconocido en la Constitución y van ustedes a tener su presupuesto y lo van a poder administrar y manejar de manera directa.
Eso no se podía antes de esta ley, antes de esta reforma a la Constitución había que pasar los fondos por los gobiernos estatales, por los gobiernos municipales o celebrar convenios, pero ahora ya constitucionalmente pueden ustedes recibir lo que por justicia les corresponde del presupuesto público, que es dinero de todo el pueblo.
Y lo otro que es también muy importante es que en las obras que se construyen, tanto el sector público como el sector privado, tiene que consultarse a los pueblos indígenas. Antes de que se realicen esas obras tiene que haber consulta. Así como lo hacen ustedes, con su democracia tradicional, de que piden permiso para todo a las autoridades, así se le debe de pedir permiso siempre al pueblo, que es el soberano, que es el que manda.
Por eso, me da mucho gusto estar aquí. Y termino también celebrando que… No sé si sea del todo cierto, pero me pasan esta tarjeta, de que desde hace 40 años no se daba una reunión de los ocho pueblos yaquis, de las autoridades de los ocho pueblos yaquis. Y están aquí los gobernadores y autoridades tradicionales de Vícam, de Pótam, de Tórim, de Ráhum, de Huírivis, Belem, Guamúchil, Bácum, están aquí todos presentes.
Y termino diciendo, lo que ya repito y repito y seguiré repitiendo: tenemos la dicha enorme de que le voy a entregar, no sólo el bastón de mando, sino la banda presidencial a una mujer excepcional, preparada, con experiencia, incorruptible, con buenos sentimientos, de buen corazón, una patriota mexicana. Por eso, me voy muy contento y comparto con ustedes mi felicidad.
Muchas gracias, amigas y amigos.
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