2024: Año de Felipe Carrillo Puerto, benemérito del proletariado, revolucionario y defensor del Mayab
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos de Guelatao, de pueblos, comunidades de Oaxaca:
Me da mucho gusto estar de nuevo aquí, en Guelatao, la tierra que vio nacer al mejor presidente de México: Benito Juárez García. Me dio mucho gusto convivir aquí con ustedes todos los 21 de marzo. Cumplimos ese compromiso de estar año con año aquí, en Guelatao.
Estamos también terminando nuestro mandato y venimos a despedirnos. Miren, acuérdense que somos juaristas y también maderistas. Porque el presidente Madero admiraba al presidente Juárez, y el presidente Madero estableció el principio del sufragio efectivo y la no reelección, y ese principio lo tenemos que mantener en alto siempre para no traicionar los ideales democráticos del presidente Madero y de millones de mexicanos que, a lo largo de nuestra historia, han querido convertir en realidad, como lo estamos haciendo entre todos y desde abajo, el que haya en México, en nuestro país, una auténtica democracia, no una fachada, una simulación de democracia, como sucedía antes.
Porque la democracia, aunque lo he repetido muchas veces, hay que seguirlo diciendo, significa que el pueblo decide, el pueblo manda. Eso ustedes no sólo lo saben; lo practican en sus comunidades. Democracia es el poder del pueblo, para el pueblo. Demos es pueblo; kratos, poder. Y antes los potentados lo que querían era que hubiera nada más kratos, poder, sin demos, poder sin pueblo, y eso no es democracia verdadera. Ahora es distinto, ahora es el pueblo el que decide, es el pueblo el que manda.
Por eso, tenemos que mantener en alto el principio de la no reelección. Además, otras consideraciones:
No debemos tenerle mucho apego, ni al poder ni al dinero, porque eso no es la felicidad; la verdadera felicidad, no lo olviden, es estar bien con uno mismo, estar bien con nuestra consciencia y estar bien con el prójimo. Esa es la verdadera felicidad.
Y lo otro que también es muy importante: imagínense si no me voy tranquilo, contento, porque además de haber cumplido nuestros compromisos, les puedo decir de dos o tres, hasta presumir, como dicen nuestros paisanos chiapanecos, sentirme galán; o como se dice coloquialmente, tirar aceite, presumir. Fíjense lo que hicimos entre todos: logramos por primera vez en muchos años, en décadas, que se redujera la pobreza en nuestro país.
Y también hemos logrado muchas cosas entre todas, entre todos. Podría decirles que estamos aportando un modelo de desarrollo, una política económica distinta. Porque antes nos tenían engañados o pretendían engañarnos, que si le iba bien al de arriba, también le iba a ir bien al de abajo; que si llovía fuerte arriba, goteaba abajo. Por eso siempre los apoyos empezaban arriba, por eso rescataban a banqueros, a grandes empresarios, a traficantes de influencias, no rescataban al pueblo pobre, a la gente más necesitada.
Cuando el Fobaproa, cuando la crisis económica que enfrentó Zedillo, lo que hizo fue convertir las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública. ¿Por qué no rescató al que le fue mal con su pequeño negocio, con su taller? ¿Por qué no rescató al obrero? ¿Por qué no rescató al campesino?
No. Rescató a los potentados y le pasó la cuenta al pueblo, porque desde entonces, desde que tomó esa decisión hace más de 20 años, hay que estar pagando esa enorme deuda.
Que cuando planteó ese rescate, él estimó que iba a costar 185 mil millones de pesos, y el costo de esa enorme deuda es de tres billones de pesos. Año con año, 40, 50 mil, 60 mil millones del presupuesto público sólo para pagar intereses de esa enorme deuda.
Ahora que enfrentamos la pandemia que nos causó tanto daño, tanto dolor, se me acercaron muchos especialistas, expertos, economistas, que aplican esa política de ayudar primero a los de arriba, y pedían que yo solicitara deuda a organismos financieros internacionales, a bancos de las grandes potencias económicas, y que ese dinero también se utilizara para apoyar a los de arriba; me pedían también una tregua, es decir, que yo diera un plazo de meses para que los de arriba no pagaran impuestos. Les dije: No, ya eso no puede seguirse aplicando, ahora es distinto.
¿Qué fue lo que se aplicó?
Una política de atender de abajo hacia arriba, es decir, desde la base de la pirámide social hacia arriba.
Me da mucho orgullo que somos 35 millones de familias en el país, y 30 millones de 35, 30 millones, están recibiendo de manera directa cuando menos una pequeña cantidad, una pequeña porción del presupuesto público, que es dinero de todo el pueblo, les llega cuando menos un programa de Bienestar, algo les llega a la mayoría de las familias de México.
Y a los de arriba también les llega porque, si la gente tiene ingresos porque aumentamos el salario, como no sucedía durante años, décadas, y como está creciendo la economía y la gente tiene para comprar, no hay crisis de consumo, pues le va bien al comerciante y le va bien al empresario, y resulta que también le va bien a los banqueros.
Me da hasta pena decirlo. Lo expreso porque no tengo nada que ocultar y, además, porque al mismo tiempo se ha logrado, como ya lo dije, sacar de la pobreza a nueve millones 500 mil mexicanos; pero el año pasado los banqueros obtuvieron utilidades récord, 270 mil millones de pesos de ganancias, como no se había visto en la historia, y también los empresarios se han beneficiado. De modo, que este modelo funciona bien.
Claro, podrían aplicarlo en cualquier parte y a lo mejor no funciona igual, porque tiene sus claves. Una de sus claves es de que para que funcione este modelo no se debe de permitir la corrupción, porque ese es el principal problema, eso era lo que impedía que México saliera adelante, la corrupción política. Si no hay corrupción, el presupuesto alcanza. El problema de México no era la falta de presupuesto, el problema de México era la corrupción.
Como decía un paisano ya finado, don Querubín Fernández, decía cuando empezábamos en la lucha en una plaza en Cárdenas, Tabasco, dijo en un discurso: ‘Tabasco tiene todo, hay de todo, pero se lo clavan todo’. Eso que decía don Querubín es la pura verdad.
No es un problema de presupuesto, es un problema de corrupción. Entonces, si se acaba con la corrupción, si no se permite la corrupción y los privilegios… Y aquí recordamos recordamos al presidente Juárez, austeridad republicana. Él, en el libro que le dejó a sus hijos, habla de eso, cuando fue gobernante, gobernador en Oaxaca, de no actuar con extravagancias, con lujos. No puede haber gobierno rico con pueblo pobre.
Entonces, por eso es que salimos adelante, estamos entregando buenas cuentas. Y nadie debe de decir que le fue mal en lo económico, las diferencias que tienen algunos con nosotros es fundamentalmente por razones de índole política o ideológica, porque ellos tienen un pensamiento muy conservador, pero no pueden decir ‘es que está muy mal la economía’, ‘es que están muy bajos los salarios’, si han aumentado; ‘es que no hay trabajo’.
¿Saben ustedes que México ocupa el segundo lugar en el mundo como país con menos desempleo? Casi tenemos empleo pleno.
Y ‘es que hay devaluación, como había desde el gobierno de Echeverría’. Pues, ¿qué creen? Que vamos a terminar ya el gobierno y por primera vez en más de 50 años nuestro peso no se va a devaluar. Y este modelo ayuda mucho a que nos vaya bien a todos.
Y también me retiro tranquilo, muy contento, porque ya conocen ustedes, ya vieron a quién le voy a entregar la banda presidencial. De primera, de primera. Tan luego pase un tiempo, y lo vamos a ver todavía, vamos a vivir para contarlo, va a pasar el tiempo y vamos a tener en México la mejor presidenta del mundo.
Ya no voy a seguir hablando porque nos tenemos que ir. ¿A dónde creen que voy mañana? Voy a Veracruz porque vamos a inaugurar, o a reinaugurar, porque se reconstruyó, se adquirió, se compró la casa donde vivió en Veracruz el presidente Juárez.
Y es una historia muy bonita, porque cuando inicia el movimiento de Reforma, porque él no se rinde como lo hizo —luego se arrepintió y hay que tomarlo en cuenta eso— Comonfort, se dio un golpe de Estado él mismo y se volvió o se fue de lado en el inicio —porque después cambió—, se fue de lado de los conservadores.
Y el presidente Juárez ya ven que era un hombre perseverante, que nunca perdía la fe en la causa que defendía. Por eso triunfó y sacó adelante a nuestra República, porque imagínense cuánto padeció cuando nos invadió el ejército francés para imponer a Maximiliano. Le escribió Maximiliano, que llegaran a un acuerdo, y la respuesta de Juárez fue: ‘Yo nunca voy a aceptar a un presidente extranjero en mi patria’. Nunca traicionó.
Cuando empezó, cuando comenzó el movimiento de Reforma, pasó por Jalisco. Ahí lo querían fusilar, ahí lo salvó Guillermo Prieto, que ya estaban los soldados y ya estaban apuntando, y fue aquella expresión memorable de que los asesinos de los valientes no asesinan, y lo salvó.
Pero ya de Jalisco se fue a Colima y se embarcó en Manzanillo para ir a Veracruz, dio la vuelta a Panamá y llegó a Veracruz, y ahí vivió. Y eran momentos muy difíciles, porque los conservadores tenían mucha fuerza.
¿Y saben qué hizo el presidente Juárez?
En vez de echarse para atrás, se echó para adelante y desde Veracruz expidió las Leyes de Reforma, que significaban toda una transformación. En vez de decir: ‘Está muy fuerte el conservadurismo y vale más esperarnos o dar un paso para atrás’, no, un paso para atrás ni siquiera para tomar impulso, vámonos hacia adelante.
Y mañana vamos a estar en esa casa, que ya es de la nación, donde vivió Benito Juárez; y también en el lugar, el sitio que se adquirió, donde firmó las Leyes de Reforma, vamos a estar mañana en el puerto de Veracruz.
Y ya nada más decirles que por qué —decían— tanto cariño a Oaxaca y tanto amor al pueblo de Oaxaca. Pues ahora lo estaba yo pensando, por qué tanto a Oaxaca; es que son ustedes admirables, son un ejemplo nacional y mundial, el pueblo de Oaxaca es de los pueblos con más cultura en el mundo.
No hay —lo digo con todo respeto, sin herir susceptibilidades, sin celos, sin sentimientos, sin que nadie se sienta mal— no hay en nuestro país un estado que mantenga sus tradiciones, sus costumbres, sus lenguas, su organización social como se mantienen en Oaxaca. Ojalá y nunca, jamás, se pierda esa herencia cultural, porque es excepcional.
Ya saben, no es para presumir, pero conozco todos los municipios de México, y no se da en otras partes, o lo perdieron, no supieron cuidar su patrimonio cultural como se cuida aquí en Oaxaca.
Y el Humanismo Mexicano, como lo decía la doctora Claudia Sheinbaum, tiene dos pilares, dos pies:
Uno es la grandeza cultural de México, eso lo sostengo. Si hemos podido resistir los mexicanos, enfrentar todas las calamidades, ha sido por nuestro pasado, por el México profundo, por las culturas, las civilizaciones que florecieron en la época prehispánica que nos deben de sentir muy orgulloso.
Yo voy a escribir ahora que me retiro y voy a demostrar, esa es la hipótesis que quiero convertir en tesis, que lo bueno que tenemos los mexicanos de hoy, en su mayor parte lo hemos heredado del México prehispánico, de las antiguas culturas, de las antiguas civilizaciones que florecieron en México.
Y lo tenemos que exaltar, porque ya habían sometido bastante, al grado de hacernos renunciar de nuestra identidad, de avergonzarnos de nuestros valores culturales, morales, espirituales. Y la grandeza de México es lo que nos hace único.
México es una potencia cultural en el mundo y nada más un ejemplo: de ahí viene el que los trabajadores de México, los trabajadores de la construcción de Oaxaca que están en Estados Unidos, son los mejores en Estados Unidos y en el mundo.
Y muchas cosas. El ser de buen corazón, los sentimientos, ¿de dónde viene? Pues de ese pasado también prehispánico. ¿De dónde viene la mano? ¿De dónde viene el tequio? ¿De dónde viene la ayuda mutua? Eso es de nuestras culturas.
Y algo también muy importante, mucho muy importante: la mayor riqueza de México es la honestidad de su pueblo. Y eso no nos lo trajeron, eso no vino de occidente, aquí no había avaricia. Cuando vinieron los europeos vinieron por el oro, vinieron por lo material; aquí no había esas ambiciones y sigue sin haber esas ambiciones, sigue sin haber avaricia.
Por eso, Oaxaca y México son pueblos, son estados, es una nación excepcional. Debemos de sentirnos muy orgullosos y decirles que por eso estoy —pues lo voy a decir— enamorado de Oaxaca, principal santuario cultural de México Oaxaca.
¡Que viva Oaxaca!
¡Viva Juárez!
¡Viva Guelatao!
¡Vivan los pueblos indígenas!
¡Viva la grandeza cultural de México!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!