2024: Año de Felipe Carrillo Puerto, benemérito del proletariado, revolucionario y defensor del Mayab
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Alumnos de la Heroica Escuela Naval Militar.
Oficiales de la Secretaría de Marina y de la Armada de México.
Almirante José Rafael Ojeda Durán.
Integrantes del gabinete del gobierno federal.
Gobernadoras, gobernadores.
Padres, madres, familiares de los alumnos de primer año de esta Heroica Escuela Naval Militar.
Amigas, amigos todos.
Celebro estar en Veracruz, en esta conmemoración en la que recordamos la gesta heroica de los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar y de los oficiales de la Armada de México, y también de los ciudadanos del puerto de Veracruz, de todos los sectores, de todas las clases sociales que participaron en la defensa de nuestra soberanía y muchos perdieron la vida.
Veracruz es sinónimo de soberanía y es sinónimo de las Fuerzas Armadas y, en especial, de los integrantes de la Marina y de la Armada de México. Baste decir que el primer secretario de Marina era veracruzano, Heriberto Jara, y el actual secretario de Marina, el almirante Ojeda, también veracruzano.
Pero no sólo es eso, es que no se podría escribir la historia de México sin los hechos que acontecieron en este heroico puerto del golfo de México. Aquí se consumó la independencia de México porque después de tres siglos de dominación colonial, y ya cuando se había consumado la independencia formalmente en 1821, continuaban los españoles queriendo mantenernos como colonia.
Un último reducto se atrincheró en el Fuerte de San Juan de Ulúa, y fue Pedro Sáinz de Baranda, un marino, el que los expulsó, en 1825, para hacer valer nuestra independencia.
Posteriormente, lo mismo, padecimos de dos invasiones de los franceses:
Una en 1938, conocida como la Guerra de los Pasteles, porque Francia utilizó de pretexto una deuda que se tenía a un comercio, a una pastelería en la Ciudad de México, para invadirnos, cuando en el fondo lo que ansiaban era volvernos a convertir en colonia de un país europeo.
Luego, vino la primera invasión estadounidense, el gran zarpazo, en 1847; se defendió el puerto. En Veracruz también se defendió en el Fuerte de San Carlos, en Perote, la soberanía, para que no llegaran los invasores a la Ciudad de México, donde hubo la gesta histórica de los Niños Héroes, y en todo México se luchó en contra de la invasión estadounidense que terminó tristemente con la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio.
Posteriormente, volvimos a padecer otra invasión francesa, porque por la confrontación interna entre liberales y conservadores, cuando ya los conservadores se sintieron derrotados, se atrevieron a ir a Estados Unidos, a Europa, a Francia, a traer a Maximiliano, a traer a la emperatriz Carlota, para que se estableciera un imperio en nuestro país. También, los liberales encabezados por Juárez defendieron la soberanía de nuestra nación y se consiguió la segunda independencia de México.
Ya en el siglo XX se da la otra invasión estadounidense, hace 110 años, 1914, intervienen y es cuando toman el puerto de Veracruz nuevamente. En ese entonces, en plena revolución, había luchas internas porque un presidente bueno, Apóstol de la Democracia, había sido asesinado con un golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta, y eso levantó con más fuerza al pueblo para luchar por restablecer la legalidad y la democracia en nuestro país.
En plena revolución se da esta invasión de Estados Unidos de 1914, y se ha hablado que lo hicieron porque ya no querían a Huerta. Ellos ya habían alentado, lo habían impuesto, como un embajador cuyo nombre es preferible olvidar, y luego, se sostenía que ya no era representante de un país libre y democrático, y por eso justificaron la invasión. Ni Venustiano Carranza, ni Villa, ni Zapata; ninguno de los revolucionarios aceptaron que ese fuese el precio de la destitución posterior de Huerta, la invasión a nuestro país, porque nosotros estamos en contra de las invasiones, nosotros siempre vamos a defender nuestra soberanía.
Y como lo mencionó aquí el almirante Ojeda, en estas circunstancias, en estos tiempos tenemos que buscar que nuestras relaciones con otros países del mundo, y en especial con Estados Unidos, se den en el marco del respeto a nuestra soberanía, que podamos mantener relaciones de cooperación, de amistad, de ayuda mutua; en especial, con Estados Unidos.
No es un asunto sencillo, porque los liberales en el siglo XIX tenían preocupación de que nos integráramos económicamente a Estados Unidos. Hay una frase atribuible a un veracruzano extraordinario, que fue presidente de México, Sebastián Lerdo de Tejada, que decía: ‘Entre un pueblo, un país fuerte y uno débil, el desierto’. Con esto se expresaba que no nos interesaba ni nos convenía la comunicación de los ferrocarriles del centro del país hacía la frontera norte.
Luego, Porfirio Díaz sí comunicó con los ferrocarriles al centro del país con la frontera norte, pero también cuidó los equilibrios, mantuvo una política de diversidad comercial, eran muy buenas las relaciones con inversionistas europeos. Y él decía que no había que poner todos los huevos en una canasta, que lo que convenía en política exterior era mantener relaciones económicas con todas las naciones del mundo. Y se le atribuye una famosa frase a Porfirio Díaz, según la cual ‘pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos’.
¿Qué pasa en nuestro tiempo?
Hay una realidad: estamos integrándonos en lo económico, en lo comercial, cada vez más con Estados Unidos; viven, trabajan en Estados Unidos 40 millones de mexicanos; ya somos el principal socio comercial en el mundo, de Estados Unidos; se desplazó a China y a Canadá, y se está recibiendo mucha inversión extranjera, en especial mucha inversión de Estados Unidos. Nos conviene esa integración, de eso no hay duda, porque esa inversión extranjera y la inversión pública es lo que reactiva nuestra economía y se generan empleos, como ahora, que México es de los países del mundo con menos desempleo, y tiene que ver con la llegada de esa inversión extranjera y con la inversión pública. Y si hay crecimiento, hay empleos; y si hay empleos, hay bienestar; y si hay bienestar, hay paz y hay tranquilidad.
Aquí lo importante es cómo fortalecer esa integración económica, que conviene a las dos naciones, que le conviene a Estados Unidos y le conviene a México; fortalecer a América del Norte y posteriormente fortalecer todo el continente americano. Así como en un inicio se creó la Comunidad Europea, que se convirtió posteriormente en la Unión Europea, así debemos de integrarnos en América, eso es lo que más conviene para las nuevas generaciones.
Pero se necesita un pacto, un acuerdo de respeto mutuo a nuestras soberanías, reglas claras, porque México no quiere ser un protectorado ni una colonia de ningún país extranjero, México quiere seguir siendo un país libre, independiente, soberano. Eso es lo que tenemos que ir alcanzando.
Hasta ahora ha habido mucho respeto de los gobiernos de Estados Unidos y espero que se mantenga esa política de buena vecindad.
Le he comentado al presidente Biden que, en vez de la frase atribuida a Porfirio Díaz, podamos llevar a la práctica otra, según la cual, bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos.
Por eso, me da mucho gusto estar aquí en Veracruz, en esta conmemoración, y poder hablar de este tema que va a ser clave en las relaciones futuras con el gobierno de Estados Unidos.
Y me da mucho gusto hablar de este tema aquí, en Veracruz porque, como ustedes saben y yo presumo, también soy veracruzano, porque mi padre era de la cuenca del Papaloapan y, de acuerdo a la Constitución de Veracruz, los hijos de veracruzanos son veracruzanos. Yo soy, para que se entienda mejor, choco-jarocho, padre veracruzano y madre tabasqueña.
Y ya termino agradeciéndole mucho, mucho al almirante José Rafael Ojeda Durán, porque ha actuado con mucha lealtad a las instituciones y sobre todo con mucha lealtad al pueblo de México. Realmente fue una buena decisión la que tomé, de nombrarlo secretario de Marina. Ha estado a la altura de las circunstancias, igual que el secretario de la Defensa, las dos instituciones que son pilares del Estado nacional han apoyado mucho en el proceso de transformación que está en marcha en nuestro país, tanto la Secretaría de Marina como la Secretaría de la Defensa.
Muchas gracias de todo corazón a paisanos, a los cadetes, a sus familiares y a todos los servidores públicos civiles, militares, marinos.
Muchas gracias.