2020, Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos:
Me da mucho gusto participar en esta conmemoración de la histórica decisión de expropiar el petróleo el 18 de Marzo de 1938.
El petróleo de México siempre ha sido una gran tentación. La historia en breve se puede contar desde cuando lo descubrió en 1860 el cura Manuel Gil y Sáenz, en San Fernando, Macuspana, Tabasco. Según el presbítero, los indígenas mayas chontales le decían con temor que se iba a volver un montón de sal, porque eso era cosa del duende o amo del monte.
Sin embargo, el desarrollo de la industria petrolera comienza hasta 1901, cuando este energético empieza a ser demandado como combustible para mover el recién inventado automóvil, los ferrocarriles y la industria.
Y, como suele suceder, aparejado de este auge petrolero surge la necesidad de ajustar el marco jurídico en aras del interés económico. Precisamente en ese año Porfirio Díaz expide la ley del petróleo, la primera ley del petróleo otorgando al propietario el dominio del suelo y del subsuelo, y también la posibilidad de explotar el petróleo en terrenos nacionales.
Las compañías petroleras extranjeras a partir de entonces dominaban en toda la región del golfo de México, ya eran conocidos los despojos que padecían indígenas y campesinos de sus tierras y las grandes injusticias que se cometían con el apoyo del régimen.
Con el triunfo de la Revolución, el presidente Francisco I. Madero consideró como un acto de justicia que las compañías petroleras cuando menos dejaran algún beneficio en nuestro país. Por eso, el 3 de junio de 1912 aprueba un decreto en donde se establece un impuesto especial sobre el petróleo crudo de 20 centavos por tonelada, equivalente a tres centavos por barril, decisión que no pudo aplicarse por las presiones de las compañías extranjeras y del gobierno de Estados Unidos.
El presidente Venustiano Carranza promovió que en la Constitución de 1917 se nacionalizara el petróleo; sin embargo, pasó mucho tiempo para que se aprobara la ley reglamentaria en esta materia y poder ejecutar el mandato constitucional. Era mucho el poderío y las presiones de las compañías y de los gobiernos extranjeros. Es hasta el 18 de marzo de 1938 en que se consuma la expropiación petrolera.
El 23 de marzo de ese mismo año, días después de la expropiación, el presidente Cárdenas recordaba en sus apuntes que, siendo comandante de la región militar en 1926, lo visitó en la zona petrolera de la costa de Veracruz el general Heriberto Jara, gobernador del estado, quien le había hablado de los problemas que con frecuencia ocasionaban las empresas petroleras extranjeras.
Cito lo que escribió el general, contando lo que le platicaba el general Jara, gobernador del estado de Veracruz: ‘Se negaban a cumplir las prestaciones a sus trabajadores estipuladas en la ley, haciendo alarde de contar con apoyos poderosos, sintiéndose en tierras de conquista, pero estamos avanzando -manifestó- en la organización sindical que sabrá defender sus derechos’.
La expropiación del petróleo fue apoyada por la mayoría del pueblo, en las fotos de la época se advierte sobre todo la presencia de gente humilde, indígenas, campesinos, obreros, maestros, empleados e integrantes de la clase media baja.
Es el pueblo raso el que apoyó y cooperó con el gobierno para el pago de las indemnizaciones a las compañías petroleras extranjeras extranjeras.
Aunque el apoyo del pueblo fue fundamental, debe subrayarse que el presidente Cárdenas supo actuar en el momento preciso, el general era un gran estratega político que sabía de la importancia del manejo de los tiempos.
Unos días antes de la expropiación, él mismo cuenta que sobre la carretera en las cercanías de Cuernavaca caminó y platicó con el general Múgica durante más de una hora. Cito al general Cárdenas: ‘Hicimos consideraciones de las circunstancias que podrían presentarse si gobiernos como los de Inglaterra o Estados Unidos, interesados en respaldar a las empresas petroleras, presionaban al gobierno de México con medidas violentas, pero tomamos también en cuenta que se presenta ya la amenaza de una nueva guerra mundial, con las provocaciones que desarrolla el imperialismo nazi fascista, y que esto los detendría de agredir a México en el caso de decretar la expropiación’.
Además de estas circunstancias, debe señalarse que en ese tiempo gobernaba en Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, un gran estadista y uno de los mejores presidentes que ha tenido ese país en toda su historia.
Recordemos que cuando Roosevelt llegó a la Presidencia, el 4 de marzo de 1933, Estados Unidos padecía una de las peores crisis que ha tenido; y al enfrentar con éxito esa emergencia, el presidente Roosevelt comienza a revelar cualidades que lo convertirían en uno de los grandes políticos del siglo XX, un titán de las libertades.
La autenticidad de su política de buena vecindad tuvo su mejor ejemplo en el respeto a la soberanía de nuestro país. Durante los tres periodos presidenciales de Roosevelt las relaciones entre México y Estados Unidos fueron excepcionalmente buenas.
Los días posteriores a la expropiación petrolera, en una carta del general Cárdenas le reconoce con estas palabras: ‘Mi gobierno considera que la actitud asumida por los Estados Unidos de Norteamérica en el caso de la expropiación de las compañías petroleras viene a afirmar una vez más la soberanía de los pueblos de este continente que con tanto empeño ha venido sosteniendo el estadista del país más poderoso de América, el excelentísimo señor presidente Roosevelt’.
Los buenos resultados de esta política tuvieron mucho que ver con el papel que jugó el embajador Joseph Daniel, quien actuó de embajador de Estados Unidos en México, quien actuó con sabiduría y habilidad en los años más difíciles de las relaciones entre los dos países.
Su postura acerca del conflicto petrolero se resume cuando sostiene que el presidente Cárdenas -esto lo escribe en sus memorias el embajador Daniel- el presidente Cárdenas escribió: ‘Tenía razón al promover que la riqueza del subsuelo se convirtiera en parte de la economía mexicana y que la crisis petrolera se debía a la negativa sistemática de las empresas extranjeras a modificar la visión con que habían iniciado a principios del siglo XX’.
Decía Daniel, cito textual: ‘Consideran que los mexicanos nacieron para enriquecer a extranjeros y que Dios puso importantes recursos naturales en el subsuelo de México para aumentar las fortunas que se encuentran en los cofres de los explotadores y concesionarios’.
En los gobiernos posteriores al general Cárdenas se tomaron decisiones para otorgar los llamados contratos riesgo, entregando de nuevo grandes extensiones del territorio nacional a empresas petroleras extranjeras, pero también debe destacarse que los presidentes Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos e inclusive Gustavo Díaz Ordaz, siendo director de Pemex con Jesús Reyes Heroles, llevaron a cabo reformas importantes, se modificó el artículo 27 constitucional y la ley reglamentaria que permitieron la cancelación de esos contratos y esas concesiones en la explotación del petróleo.
En los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo se descubrieron grandes yacimientos petroleros en Tabasco, en Chiapas y sobre todo en la Sonda de Campeche. A partir de entonces se aplicó el criterio de producir o extraer lo más que se pudiera para vender petróleo en el extranjero y se habló de que debíamos prepararnos para administrar la abundancia.
Este auge desató la corrupción que se hizo acompañar de la entrega de bienes públicos a particulares durante el gobierno de Carlos Salinas.
Con Ernesto Zedillo produjo una tremenda crisis económica al grado que los ingresos por exportaciones de petróleo se depositaron en una cuenta de Nueva York que el gobierno de México no podía tocar porque era para uso exclusivo del pago de un crédito emergente por 20 mil millones de dólares otorgado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
A partir de 1996, la producción de petróleo siguió en aumento hasta llegar en 2004 a la cifra record de tres millones 400 mil barriles diarios.
Cabe señalar que los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón el precio del barril de petróleo llego a un promedio de 100 dólares, el más alto en toda la historia; no obstante, todos los excedentes de este auge, se usaron para hacer más grande el aparato burocrático y para transferir recursos de la hacienda pública a particulares, incluyendo el gran subsidio que significó no cobrar impuestos a las grandes corporaciones económicas y financieras.
No sobra subrayar que, aun con ingresos petroleros excepcionales durante el gobierno de Felipe Calderón, la deuda pública aumentó 200 por ciento. Entre 1996 y 2004, las exportaciones de crudo se elevaron de 563 a 683 millones de barriles al año, este incremento coincide con la sobreexplotación del complejo Cantarell, que de 2000 a 2004 incrementó su producción de 47 a 61 por ciento del total nacional, convirtiéndose en el campo petrolero de mayor producción en la historia del mundo.
No obstante, luego del 2004 hasta el 2018, como aquí se ha dicho, comenzó la declinación en la producción del petróleo, que se agravó con la aplicación de la llama reforma energética aprobada en 2014.
Baste decir o no olvidar que cuando se llevó a cabo esta nueva privatización del petróleo, se sostenía hasta en los considerandos de las leyes que para este año íbamos a estar produciendo tres millones de barriles diarios, porque iba a llegar la inversión extranjera a raudales, pero en realidad, como aquí también se ha dicho, en noviembre de 2018 cuando recibimos el gobierno, la producción era de un millón 702 mil barriles diarios, un millón 702 mil barriles diarios, y se había comenzado a importar, a comprar petróleo crudo en el extranjero.
Por eso, celebro que hoy el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, el eficiente y honesto director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, nos esté informando que por primera vez en los últimos 14 años, por primera vez en los últimos 14 años no hubo reducción en la producción petrolera y, por el contrario, al día de hoy estamos extrayendo 88 mil barriles diarios más que cuando tomamos posesión del gobierno.
También destaco que hemos aumentado la capacidad de refinación de 32 a 42 por ciento y por primera vez en más de 40 años está en construcción la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, para conseguir la autosuficiencia en energéticos, para no depender del extranjero, para hacer realidad nuestra soberanía nacional.
Felicito con todo mi corazón a los trabajadores y a los técnicos de Pemex. Los felicito a todos, trabajadores, sindicalizados, de planta, transitorios, a los técnicos, a los ingenieros, a los servidores públicos por hacer posible el rescate del petróleo en beneficio de México.
Reitero que no vamos a modificar el marco legal para revocar los contratos que se entregaron a partir de la llamada reforma energética. No lo haremos porque aún el dominio de la nación sobre el petróleo es preponderante, no les dio tiempo de entregar toda la riqueza petrolera, afortunadamente el pueblo de México dijo ‘basta’, en julio del 2018 sonó la alarma, sonó la campana y se terminó con la privatización. Nos dejaron el 80 por ciento del potencial petrolero de México.
También, no vamos a modificar el marco legal porque queremos respetar los acuerdos que se tomaron. Aunque nosotros pensamos y actuamos de manera distinta, vamos a mantener el marco legal porque consideramos importante mantener la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros para sumar voluntades, esfuerzos y recursos en beneficio del pueblo y de la nación mexicana.
Eso sí, que se oiga bien y que se oiga fuerte, ya se terminó con el periodo privatizador, nunca más esa pesadilla. Vamos a seguir demostrando, como lo estamos haciendo, que Pemex saldrá adelante sin corrupción, con eficiencia y con el apoyo de sus trabajadores.
¡Que viva la expropiación petrolera!
¡Que viva el general Lázaro Cárdenas del Río!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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