12.07.22 Versión estenográfica. Visita al Memorial a Franklin Delano Roosevelt y Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King Jr.

12.07.22 Versión estenográfica. Visita al Memorial a Franklin Delano Roosevelt y Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King Jr.

12.07.22 Versión estenográfica. Visita al Memorial a Franklin Delano Roosevelt y Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King Jr.

2022: Año de Ricardo Flores Magón, precursor de la Revolución Mexicana

 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Es muy importante conocer la historia, que es como la maestra de la vida. No todo lo que tiene que ver con Estados Unidos ha sido agravio. Hay, desde luego, momentos que no se olvidan, porque fueron como un gran zarpazo a nuestro país, pero también ha habido momento de ayuda mutua entre los pueblos y entre los gobiernos de México y de Estados Unidos.

Hay, por ejemplo, en la historia, el hecho de que un gran presidente Abraham Lincoln, se hermanó con el mejor presidente que ha habido en la historia de nuestro país, Benito Juárez. Y cuando nos invadieron europeos, franceses, Lincoln no reconoció a Maximiliano y siempre estuvo a favor de nuestra República. Por eso, cuando lo asesinan, el presidente Juárez recuerda ese momento con tristeza.

También, y hoy lo expresé en la Casa Blanca, cuando fue presidente Franklin Delano Roosevelt, hubo una muy buena relación con el presidente Lázaro Cárdenas del Río. Él fue respetuoso, el presidente Roosevelt, porque en ese entonces el presidente Cárdenas tomó una decisión definitiva en beneficio de nuestro pueblo, una decisión soberana: recuperó el petróleo, que es de México y que estaba en manos de extranjeros.

En ese entonces, el presidente Roosevelt, en vez de amenazar, en vez de intentar invadir a México, fue respetuoso y mantuvo siempre una política de buena vecindad, no sólo con México, sino con todos los países de América Latina.

Esto dio su fruto, porque cuando el presidente Roosevelt toma la decisión de que Estados Unidos iba a participar en la Segunda Guerra Mundial, al poco tiempo México lo apoya, lo secunda. Y no sólo es la colaboración bélica, sino, como muchos estadounidenses tuvieron que irse a la guerra, se firmó en ese entonces un tratado, se llamó el programa Bracero, en 1943.

Incluso el presidente Roosevelt fue a México, a Monterrey, Nuevo León, y por ese programa se permitió la entrada legal de muchos trabajadores mexicanos, no sólo para labores agrícolas, también para la construcción del ferrocarril.

Hoy le decía yo al presidente Biden que, aunque son otros tiempos y otras circunstancias, había que regularizar de esa manera la situación de los migrantes, que se condujera, que se ordenara el flujo migratorio, porque aquí, en Estados Unidos, hace falta fuerza de trabajo, esa es la realidad, nada más que a veces no se acepta, se niega.

El presidente Roosevelt sí aceptó que hacía falta fuerza de trabajo y por eso se llegó a ese arreglo, a ese acuerdo. Ustedes saben bien que, si no vale más, significa lo mismo la fuerza de trabajo y el capital. No nada más se requiere para el progreso de las naciones el capital y la empresa, se requiere la fuerza de trabajo, la mano de obra.

Y también estamos aquí, ante el monumento de un gran luchador de los derechos civiles, Martin Luther King, porque lo admiramos. Él es seguidor, si lo analizamos bien, de la doctrina que se resume en una frase: el amor al prójimo.

Él es partidario, como el principal luchador social que ha existido en la Tierra, él es partidario de la no violencia, como lo fue Gandhi en su momento y lo fue Mandela, y lo fue Martin Luther King.

Y la enseñanza mayor que nos dejaron, en especial Martin Luther King, es que sí se puede llevar a cabo una transformación para vivir mejor, para que haya justicia, para que no haya discriminación ni racismo. Sí se puede de manera pacífica lograr una sociedad mejor para todos, ese es el sueño que tenemos, como él lo dijo en su momento, ‘tengo un sueño’. Nosotros tenemos que seguir manteniendo ese sueño, esa utopía, por nosotros y por los que vienen detrás de nosotros: nuestros hijos, nuestros nietos. Esa es la enseñanza mayor de Luther King.

Y me da mucho gusto estar aquí, hoy, con ustedes. Y agradezco a sus familiares, a su hijo, que está aquí.

Ustedes saben que los invité y nos acompañaron a Oaxaca. Estuvimos allá conmemorando también a un gran dirigente nuestro, guerrerense, Vicente Guerrero. Porque ese presidente, aunque no se difunde mucho porque desgraciadamente todavía hay racismo y discriminación, pero ese presidente de México, ese gran héroe nuestro, era afroamericano.

Ese, Vicente Guerrero, tiene una anécdota: cuando los insurgentes estaban en contra de los colonizadores, de los que defendían a Europa y no estaban a favor de la independencia de México, llegó su papá al campamento independentista, un hombre mayor, y le dijo que el virrey de España le ofrecía dinero para que se rindiera, y él dijo: ‘no’; no lo podía hacer. Y ya cuando se fue su padre, dijo: ‘Ese hombre que se acaba de ir, ese hombre mayor, que lo quiero tanto, es mi padre, me vino a decir que yo me rindiera y que lo hacía por mi familia, por mi bien; le tuve que contestar que la patria es primero’.

Por eso estamos muy contentos, además, con este sol, pero nos da mucho gusto estar aquí recordando a estos mártires, héroes que nos dejaron sus enseñanzas mayores para seguir luchando en bien del pueblo, en bien de nuestras naciones.

Me dio mucho gusto, paisanos, estar aquí. Les pido, ya nada más, agradecerles por todo lo que hacen en beneficio de sus familias en México.

¡Que viva el pueblo de Estados Unidos!

¡Que viva Martin Luther King!

¡Que viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!

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