10.09.24 Versión estenográfica. Primer discurso de la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo a las Fuerzas Armadas

10.09.24 Versión estenográfica. Primer discurso de la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo a las Fuerzas Armadas

10.09.24 Versión estenográfica. Primer discurso de la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo a las Fuerzas Armadas

2024: Año de Felipe Carrillo Puerto, benemérito del proletariado, revolucionario y defensor del Mayab

 

 

CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, PRESIDENTA ELECTA: Muchas gracias.

Muy buenos días, presidente Andrés Manuel López Obrador; general secretario, Luis Cresencio Sandoval González; almirante secretario, José Rafel Ojeda Durán; general Ricardo Trevilla Trejo, próximo secretario de la Defensa Nacional; almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, próximo secretario de Marina; comandantes de los mandos territoriales de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional; jóvenes estudiantes de los sistemas educativos militar y naval; integrantes de las unidades operativas del Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional.

Es un honor y un orgullo dirigirme ante ustedes, hombres y mujeres que han escogido como forma de vida la pertenencia a dos nobles instituciones que son pilares de la nación, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina. Son mexicanas y mexicanos que han tomado la decisión de servir a su patria, a su pueblo, con honor, lealtad, patriotismo, honestidad y valentía.

La razón o el origen por el cual llegaron aquí será probablemente distinto, pero su misión es una, y es la que compartimos: el amor a la grandeza de nuestro hermoso país libre, independiente y soberano.

México, nuestra nación, es extraordinaria. Tenemos orígenes en civilizaciones que se remontan a más de tres mil años, que dieron al mundo el cultivo del maíz, el jitomate, el cacao, del chile, la calabaza, entre otros; que construyeron grandes pirámides y ciudades; se dedicaron a la astronomía y a las matemáticas, crearon formas de organización y desarrollo con valores profundos que nos arropan hasta ahora.

Somos también, probablemente, el único país en el mundo que ha vivido cuatro grandes transformaciones, profundas, que han moldeado nuestra historia hasta llegar a ser lo que somos:

La Independencia, hace poco más de 200 años, que nos liberó de la Corona española y que tuvo como padres de nuestra patria al cura Hidalgo y Morelos, que, además de iniciar la lucha por un país libre, aspiraban a abolir la esclavitud y tener una nación con igualdad y con justicia. Los acompañaron otros grandes héroes, como Allende, Guerrero, Guadalupe Victoria, y heroínas como Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario. La revolución de Independencia duró más de una década. Fue justamente hace 200 años, en 1824, que surgió la primera Constitución de la República y el primer presidente de México.

La segunda transformación inició poco más de 30 años más tarde, después de haber vivido la intervención estadounidense y haber perdido la mitad de nuestro territorio. La segunda transformación idealista, encabezada por Benito Juárez, un indígena zapoteco, significó la separación entre la Iglesia y el Estado, y una nueva Constitución, la de 1857, una guerra civil encabezada por el conservadurismo de entonces; sin embargo, no prosperó el abolir esa Constitución.

Sin embargo, después del triunfo llega la intervención francesa. Con valentía y sin titubeos, Juárez, los liberales y el pueblo de México lucharon hasta lograr la segunda independencia de nuestra patria. Hay participaciones de jóvenes de aquella época que trascendieron hasta nuestros días: los Niños Héroes, cadetes del Colegio Militar, que dieron su vida contra la intervención estadounidense; o como el general Zaragoza, que en la gloriosa Batalla de Puebla contra el ejército francés le dijo a los combatientes: ‘Tenemos enfrente al mejor ejército del mundo, pero nosotros somos los mejores hijos de México’.

La tercera transformación, la Revolución mexicana, inicia con el Plan de San Luis, cuando Francisco I. Madero llama a tomar las armas al pueblo de México para derrotar la dictadura de Porfirio Díaz, con el grito: ‘Sufragio efectivo, no reelección’.

Madero llega a la Presidencia después de meses de insurgencia, pero poco más tarde es derrocado y asesinado junto con el vicepresidente Pino Suárez por un golpe de Estado perpetrado por Victoriano Huerta, y con él quienes querían retornar a un régimen dictatorial y a favor de los que se habían beneficiado con el periodo porfirista.

De todos los gobernadores de aquel tiempo sólo hay uno que no aceptó ese golpe de Estado, el gobernador de Coahuila, estado natal de Madero, Venustiano Carranza. El 19 de febrero de 1913, el Congreso del estado de Coahuila publicó un célebre decreto en el que desconocía al usurpador Victoriano Huerta y facultaba a Venustiano Carranza para crear una fuerza armada y restablecer la democracia y el orden constitucional, ese es el origen de nuestras Fuerzas Armadas.

Dice el historiador Garciadiego que, desde el inicio, el Ejército estuvo integrado por campesinas y campesinos del sur, por vaqueros del norte del país, que eran hábiles en el uso de las armas y del caballo; por mineros, como los reprimidos en Cananea durante el porfiriato, pero ampliamente capacitados en el manejo de la dinamita; por ferrocarrileros, que conocían muy bien todo el territorio nacional; por arrieros, que era un oficio muy noble y muy popular en aquellos días; empleados públicos y pequeños comerciantes. Se sumaron indígenas del norte, del centro y del sur; obreros y artesanos, y generales valientes como Zapata, como Villa, como Múgica.

Siete años más tarde del inicio de la Revolución mexicana, el ejército de hombres y también mujeres valerosas triunfó. En el año 1917 fue promulgada la nueva Constitución, pero no fue hasta el periodo del general Lázaro Cárdenas del Río que se cumplieron muchas de las demandas de justicia social.

No podemos olvidar a los cadetes del Colegio Militar que acompañaron a Madero entre el Castillo de Chapultepec y el Palacio Nacional, defendiendo a su presidente y a la democracia, en el inicio de lo que se conoció como la Decena Trágica; o al gran general Felipe Ángeles, uno de los grandes humanistas, un general humanista, que dijo: ‘Hay algo frágil, débil, pero infinitamente precioso que todos debemos defender: la vida.

Lo relevante que quiero transmitirles es que las Fuerzas Armadas mexicanas vienen de una revolución social, vienen de la lucha por la democracia, de la defensa del pueblo por sus derechos, de la justicia social. Nuestro Ejército nació en contra de un golpe de Estado, es decir, las instituciones de las que ustedes forman parte, a diferencia de muchos otros ejércitos en el mundo, no viene de las élites, sino que tiene un origen popular y este se ha mantenido hasta la fecha.

Por eso, coincido cuando el presidente López Obrador dice: ‘La soldada, el soldado, las Fuerzas Armadas, son pueblo uniformado’. Y eso no sólo es un orgullo, sino que es una fortuna de nuestra nación.

La historia siguió su camino. Y de 1983 al 2018 se instauró en México el llamado modelo neoliberal, que significó la presencia de gobiernos al servicio de unos cuantos. Se empobreció a nuestro pueblo, aumentaron las desigualdades y también llegó la violencia.

Pero en el 2018, el pueblo, por la vía pacífica y electoral, dispuso iniciar una nueva transformación bajo el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Con él, llegaron nuevos derechos sociales, como la pensión universal al adulto mayor y obras públicas estratégicas para el desarrollo del país, como el Tren Maya o el Tren Interoceánico. En esta nueva etapa también se creó la Guardia Nacional para proteger al pueblo de México y construir paz y seguridad.

Este nuevo modelo, esta nueva era, ha tenido como base erradicar la corrupción y los privilegios, y ha dado resultados, pues ha disminuido la pobreza y las desigualdades, y además hay una ruta trazada para el desarrollo del país con prosperidad compartida y que se basa en un principio humanista: por el bien de todos, primero los pobres.

A esta era, a esta nueva transformación, le llamamos la Cuarta Transformación, y tiene una forma de pensamiento, el Humanismo Mexicano.

Junto a esta transformación pacífica y por la vía electoral han estado también la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, las Fuerzas Armadas, con sus secretarios leales al poder civil y cooperando, caminando junto a su pueblo, de la mano del comandante supremo de las Fuerzas Armadas y apoyando en las nuevas tareas que se le han encomendado, como la construcción de obras y tecnologías para el desarrollo de la nación.

En el documental que recientemente fue estrenado en redes sociales, de Epigmenio Ibarra, sobre el Tren Maya, el general secretario Luis Cresencio Sandoval dice algo que quiero recuperar: ‘Estas obras —refiriéndose al Tren Maya— son oportunidades de servir a México de una manera diferente, acercan al Ejército a sus orígenes, a ser más humanos, a cumplir con la sociedad, a que la sociedad no vea a un soldado del aire o a un soldado de tierra con temor porque trae un arma en la mano, sino que vea a un soldado que le ayuda, que ayuda a salir de alguna necesidad’. Es una manera diferente de servir a nuestro país, en la que las Fuerzas Armadas se han preparado, también, durante mucho tiempo.

También vemos con orgullo a las y los soldados, a las y los marinos, a las y los elementos de la Guardia Nacional, salvando y protegiendo a la población en un sinnúmero de situaciones de desastre. El apoyo de las Fuerzas Armadas cuidando, protegiendo y vacunando durante la pandemia del COVID-19 lo lleva el pueblo de México en su corazón.

Este origen y este humanismo, como el del general Felipe Ángeles, le da a las Fuerzas Armadas mexicanas una tradición civilista, es decir, la obediencia de nuestras Fuerzas Armadas al mando civil, elegido o elegida por el pueblo y reconocido por las instituciones civiles.

Honrosamente, en nuestras Fuerzas Armadas siempre han obedecido al mando civil que establece la Constitución Política. Desgraciadamente, no siempre este mando civil actuó de manera correcta, pues en más de una ocasión violentó leyes y derechos humanos que debería haber respetado irrestrictamente.

En unos cuantos días recibiré orgullosamente la banda presidencial de manos del presidente Andrés Manuel López Obrador en una ceremonia republicana, después de haber sido electa por el pueblo de México el pasado 2 de junio. Orgullosamente, es la primera vez que México tendrá una mujer presidenta y, por tanto, una comandante suprema de las Fuerzas Armadas. Ello refleja, también, la profunda transformación que está viviendo nuestro país.

También, en este sexenio, las Fuerzas Armadas han visto más mujeres participar en todos los ámbitos. Y estoy segura que seguirá así, porque las mujeres tenemos capacidad, voluntad y no somos menos que los hombres; al contrario, somos iguales.

Aprovecho recordando el origen de las Fuerzas Armadas, para mencionar, por ejemplo, a Adela Velarde, que comenzó como enfermera durante el movimiento revolucionario, pero posteriormente formó un grupo armado de mujeres que conocemos todas y todos los mexicanos como ‘las Adelitas’.

En esta nueva etapa de la transformación, con honestidad, amor al pueblo y a nuestra patria, nos tocará juntas y juntos seguir fortaleciendo la paz y la seguridad, y atender siempre con humanismo, disciplina y valor los problemas que tengamos que afrontar.

Le comento, aunque seguramente lo habrán escuchado, que vamos a continuar con la transformación, vamos a mantener los programas del Bienestar, y ahora apoyaremos a las mujeres de 60 a 64 años, a todos los niños y niñas de escuela pública con becas, y a construir más preparatorias y universidades gratuitas y de calidad para que las y los jóvenes puedan seguir estudiando, a fortalecer el sistema de salud pública, a construir viviendas, a generar más empleo y a continuar aumentando el salario.

Seremos perseverantes en la lucha contra el clasismo, el racismo, el machismo y cualquier forma de discriminación. Es decir, haremos de México un país todavía más próspero, justo e igualitario. Y seguiremos engrandeciendo la dignidad y el orgullo de ser mexicanas y mexicanos.

Fortaleceremos la Guardia Nacional como parte de la Secretaría de la Defensa Nacional y les convocaré para seguir apoyando en la construcción de grandes proyectos estratégicos como los trenes de pasajeros hacia el norte del país, y los nuevos puertos son y van a seguir siendo los tiempos de las hazañas pacíficas.

Sepan que vamos a ser un gobierno honesto, íntegro, que dará orgullo a nuestro pueblo. Y de algo pueden estar seguros, pues por nuestro origen humanista, por el profundo respeto que tengo a nuestras Fuerzas Armadas, nunca emitiré una orden que vulnere el orden constitucional o los derechos humanos de nuestro pueblo.

Termino, feliciten de mi parte a sus familias, a las y a los jóvenes. Díganles a sus madres, particularmente a sus madres, que dice la presidenta electa que tienen hijos e hijas grandiosos, que harán cosas extraordinarias, porque estamos viviendo tiempos virtuosos, como fue con las Fuerzas Armadas humanistas, visionarios y ejemplares de nuestro gran país.

¡Que vivan las Fuerzas Armadas!

¡Que viva México!

¡Que viva México!

¡Que viva México!

MODERADOR: Escuchemos el mensaje que dirige el licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, amigos, oficiales, elementos de tropa de las Fuerzas Armadas de nuestro país.

Me da mucho gusto participar en este acto acompañando a la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, próxima presidenta constitucional.

Vengo a agradecerles por su apoyo, por su respaldo, por su lealtad al pueblo de México. Y, al mismo tiempo, como ya escucharon, a presentarles a la primera presidenta de México en cuando menos 500 años, en cinco siglos, todo un acontecimiento histórico que nos toca vivir para contarlo, una presidenta que, repito, ya quedó de manifiesto, es inteligente, preparada, con experiencia en el servicio público, honesta y, algo muy importante, una humanista, una mujer sensible, de buenos sentimientos, de buen corazón.

En cuanto a mi agradecimiento a las Fuerzas Armadas, a todas, a todos, es público, es notorio lo que hicimos juntos en este sexenio, las misiones que se cumplieron, tanto por la Secretaría de Marina como por la Secretaría de la Defensa:

Lo primero fue garantizar la soberanía de nuestra patria. Sin alarde, sin prepotencia, con la participación de las Fuerzas Armadas, se respetó la integridad de nuestro territorio y quedó de manifiesto que México no es una colonia de ninguna potencia extranjera, México con el esfuerzo, el sacrificio de nuestros antepasados es un país libre, independiente y soberano.

También se avanzó en contribuir a garantizar la paz, la tranquilidad al interior de nuestro país. Antes de que llegáramos al gobierno, las Fuerzas Armadas no podían ayudar en las tareas para garantizar la seguridad pública. Afortunadamente, se aprobó, y esto es algo ejemplar, por unanimidad en el Congreso que se permitiera tanto a la Secretaría de Marina como a la Secretaría de la Defensa participar en garantizar la seguridad pública en nuestro país. Esa reforma constitucional fue trascendente, importante, porque, si bien es cierto que es fundamental la misión de garantizar la soberanía nacional, no era conveniente que se le impidiera a las Fuerzas Armadas ayudar en el principal problema que se tenía y que lamentablemente seguimos enfrentando, el de la inseguridad interior.

Era contradictorio que, teniendo soldados, marinos, preparados, profesionales, instalaciones, equipo, no se pudiesen utilizar para garantizar la seguridad, la paz, la tranquilidad de nuestro pueblo. Se avanzó en ese sentido mucho con esa reforma constitucional.

Y también, en ese sentido, fue un acierto la creación de la Guardia Nacional, que hoy es una institución fuerte para atender tareas de seguridad pública, una institución con 130 mil elementos, algo nunca visto en la historia de nuestro país, una organización para la seguridad de los mexicanos, repito, con 130 mil elementos formados, capacitados, disciplinados, leales, con instalaciones dignas, suficientes, alrededor de 500 cuarteles distribuidos en todo el territorio nacional. En poco tiempo ya la Guardia Nacional en las encuestas del Inegi aparece con una aceptación del 75 por ciento.

Lo otro que quiero agradecerles es el apoyo en todas las campañas para el bienestar de nuestro pueblo. Lo que aquí mencionó nuestra presidenta electa y futura presidenta de México, el apoyo de soldados, de marinos, oficiales, profesionales, enfermeras, médicos, cuando la pandemia, en toda la logística para distribuir 200 millones de dosis de vacunas, la hazaña de lograr en apenas cinco meses vacunar a toda la población adulta a nuestros respetables ancianos, ancianas, con una dosis. Esto significó salvar muchas vidas.

Y lo mismo, el apoyo cuando hemos enfrentado fenómenos naturales, tragedias, como inundaciones producidas por huracanes. Lo que hicieron recientemente para el rescate de Acapulco, de Coyuca de Benítez. Pensaban algunos pesimistas que no íbamos a lograr levantar Acapulco después del huracán Otis, y con el esfuerzo de las organizaciones sociales, y sobre todo de la Secretaría de Marina y de Defensa, de la Guardia Nacional, ahí está ya de pie Acapulco.

Ayudamos a más de 300 mil familias. Se adquirieron y compraron en el país enseres domésticos, 300 mil estufas, 300 mil refrigeradores, 300 mil camas, vajillas, para todos los damnificados.

¿Quién adquirió esos enseres? ¿Quién los transportó? ¿Quién los entregó casa por casa?

Marinos, soldados.

¿Quién cuidó a la población cuando había desorden, saqueos, inseguridad?

La Guardia Nacional.

Y cómo no voy a agradecer el que ahora, como nunca, con las Fuerzas Armadas se está apoyando el desarrollo del país. Se está cumpliendo con la misión de que se haga realidad el progreso en México con justicia, las obras a cargo de ingenieros militares, de los técnicos especialistas de la Secretaría de Marina. Cuántas obras, desazolve de ríos, de arroyos, de puertos, como nunca, la construcción en astilleros de marina de dragas, de embarcaciones.

También, como nunca, el resolver el problema del sargazo que afectaba en las bellas costas de Quintana Roo, el mar Caribe, que iba a significa ahuyentar a turistas, una actividad que significa recibir más de 30 mil millones de dólares al año.

¿Quiénes se encargaron de mantener limpias las playas del caribe?

Los marinos.

La participación de la Secretaría de Marina en ese proyecto estratégico que es el paso corto entre el Pacífico y el Atlántico, en el istmo, estratégico para unir los dos grandes océanos, 300 kilómetros, algo que se ha venido deseando desde hace cinco siglos.

Carlos V le ordenó a Hernán Cortés que buscara un paso. Y ha sido el deseo de monarcas y de grandes dirigentes del mundo esa unión de los océanos. El científico alemán Humboldt habló de tres pasos para unir los océanos: Panamá, Nicaragua y el istmo; pasó el tiempo y se decidió lo de Panamá, construir el canal.

De todas formas, Porfirio Díaz construyó el ferrocarril de Coatzacoalcos a Salina Cruz, y los dos puertos, de Coatzacoalcos y el de Salina Cruz, y antes de que pasara el primer barco por el canal de Panamá ya estaba el tren de Coatzacoalcos a Salina Cruz en funciones.

Se abandonó ese proyecto porque resultó más eficaz, más conveniente el canal de Panamá, y también porque entonces Asia no es lo que es ahora; se convirtió Asia en la fábrica del mundo en los últimos tiempos, por eso el auge de los puertos mexicanos del Pacífico, de Lázaro Cárdenas, Manzanillo, que es el puerto de más movimiento, de carga, antes, por siglos fue Veracruz, fue el golfo de México.

Pero, ¿qué está pasando ahora?, que tienen nuestros hermanos panameños problemas y tardan mucho ya en atravesar el canal o que se les permita transitar por el canal a los barcos. Y en este sexenio, nosotros retomamos el proyecto del istmo con la Secretaría de Marina y ya se mejoraron los puertos de Salina Cruz, de Coatzacoalcos, ya está funcionando de nuevo el tren de pasajeros, de carga, del istmo.

Ya también estamos por terminar, con el apoyo de Marina, el tren de Coatzacoalcos a Palenque, ya se inició el de Ixtepec hasta Ciudad Hidalgo, Guatemala, y esto a cargo de Marina.

También la Secretaría de Marina está manejando las aduanas marítimas, que eso fue una decisión importantísima que tomamos, el entregar el manejo de las aduanas a las Fuerzas Armadas, las aduanas marinas, repito, a la Secretaría de Marina y las fronterizas a la Secretaría de la Defensa, 50 aduanas, porque no había control; ahora funcionan mejor los operativos para evitar el contrabando, el tráfico de drogas, e ingresan más recursos por las aduanas, para fortalecer la hacienda pública.

La Secretaría de Marina está rehabilitando puertos. Ya las Islas Marías, la Isla Madre, dejó de ser una cárcel, un penal, y es un centro de recreación para la cultura, para la protección de la naturaleza, y es manejado este espacio bellísimo por la Secretaría de Marina. Se adquirieron dos ferris para llevar pasaje de Mazatlán, de San Blas, y pronto de Boca de Chila, en Nayarit, donde se está construyendo una base naval hacia las Islas Marías. Y muchas otras cosas que está haciendo la Secretaría de Marina.

Y en cuanto a los ingenieros militares, el Tren Maya es la obra más importante en el mundo. Nosotros respetamos, admiramos lo que hacen en otros países, nuestros amigos de la República Popular de China, obras monumentales en muy poco tiempo, pero, sin herir susceptibilidades, con todo respeto, no hay en el mundo una obra como el Tren Maya, en ningún país, mil 550 kilómetros, un tren que se construyó en cinco años, 30 estaciones para comunicar a cinco estados del sureste, y esto por los ingenieros militares.

Dos nuevos aeropuertos:

El aeropuerto ‘Felipe Ángeles’. El gobierno pasado quería hacer un aeropuerto en el lago de Texcoco, en el peor lugar, en el peor sitio, donde hay más fango, muchos problemas de hundimientos. Y ese proyecto implicaba tener que cerrar el aeropuerto actual de la Ciudad de México y cerrar la Base Aérea número 1 de Santa Lucía, porque alegaban que iba a haber interferencia aérea, eran otros motivos. Llegamos y tomamos la decisión preguntándole al pueblo en una consulta y se decidió no continuar con esa obra, que estaba estimada en 300 mil millones de pesos. Nos encontramos con un tesoro, la capacidad, el conocimiento, el profesionalismo, la responsabilidad, la honestidad, de los ingenieros militares y se decidió hacer el aeropuerto ‘Felipe Ángeles’, 75 mil millones, de 300 mil que habían estimado el de Texcoco, tres pistas, dos comerciales y la nueva base aérea, y no se cerró el actual aeropuerto de la Ciudad de México.

Y lo mismo, se construyó en 15 meses el Aeropuerto Internacional de Tulum, Quintan Roo.

Y también Marina y Defensa están ya administrando con eficacia, con profesionalismo, varios aeropuertos del país. El aeropuerto de la Ciudad de México está a cargo de la Secretaría de Marina y ya no se escucha que haya robo de maletas o que esté mal el servicio, el funcionamiento del aeropuerto de la Ciudad de México.

Agreguemos que todos los cuarteles para la Guardia Nacional los hicieron los ingenieros militares, cuarteles en superficies de 10 mil metros cuadrados, una hectárea, bardeadas, una hectárea bardeada con torres de vigilancia, con dormitorios para 120 elementos, mujeres, hombres, cocina, comedor, aulas, cancha deportiva, con un costo promedio de 30 millones de pesos, hechos en tres meses. Por eso hablo de 400. ¿Cómo íbamos a hacer esos cuarteles si no se contara con el apoyo de los ingenieros militares?

Pero no sólo eso, algo extraordinario: construyeron los ingenieros militares dos mil 750 sucursales del Banco del Bienestar, dos mil 750 sucursales del Banco del Bienestar que están distribuidas en todo el país, es el banco con más sucursales en México; en segundo lugar, un banco comercial, tiene como mil 200 sucursales menos. Y este Banco del Bienestar es que nos permite dispersar los recursos de los programas de Bienestar, de manera directa: adultos mayores, a jóvenes becarios, a personas con discapacidad, a campesinos, a todos a los que les llega un apoyo. Sólo una tarjeta. No hay intermediarios porque hasta en las comunidades más apartadas, allá esta un banco. Y la gente, estamos hablando de cerca de 30 millones de beneficiarios, saca lo que por derecho les corresponde, y está funcionando bastante bien, estamos hablando de una dispersión este año de 700 mil millones de pesos para beneficio de nuestro pueblo.

Por eso, les agradezco mucho de todo corazón el apoyo a las Fuerzas Armadas.

Les agradezco también que se haya cumplido la instrucción, la orden, de respetar los derechos humanos. Me satisface mucho el que podamos decir que en este gobierno no hubo por parte del Estado mexicano desaparecidos, ni se torturó a nadie, no hubo masacres, no se reprimió a nuestro pueblo, y todo esto, como lo dijo nuestra presidenta, porque ustedes vienen del pueblo; el marino, el soldado, es pueblo uniformado.

El Ejército Mexicano, las Fuerzas Armadas, como también lo dijo la presidenta, se distingue de otros ejércitos, de otras fuerzas armadas de otros países en donde los generales, los almirantes, los altos oficiales, llegan a formar parte de la oligarquía de esos países, y aquí no es así. No sólo son los soldados y los marinos que pertenecen al pueblo, también los oficiales de mayor grado, repito, generales de división, almirantes, hijos de campesinos, de obreros, de mecánicos, de comerciantes, de soldados, de marinos, pueblo, y ninguno, nadie enriquecido o formando parte de la oligarquía de nuestro país. Por eso, es distinto nuestro Ejército, nuestras Fuerza Armadas.

Y en eso se equivocan los que, cuando tomamos la decisión de apoyarnos en las Fuerzas Armadas, hablaron de que íbamos a militarizar al país. No conocen nuestra historia y no conocen la historia de nuestras Fuerzas Armadas, como aquí lo señaló, porque ella lo conoce muy bien, nuestra presidenta, que el Ejército se funda para restablecer la legalidad y la democracia durante la época de Venustiano Carranza; que, en efecto, fue el único gobernador que no aceptó el golpe de Estado y que llamó al pueblo a restablecer la legalidad y la creación del Ejército de nuestro país.

Estoy muy contento, porque estamos llevando a cabo esta transición de manera armoniosa, pacífica, esto también es inédito, nunca se había visto. Estamos viviendo momentos interesantes, momentos estelares en la historia de nuestro país. Voy a entregar la banda presidencial a una mujer excepcional por primera vez en siglos, y se está llevando a cabo esta transición de manera armoniosa, tersa, ayudándonos mutuamente.

También quiero felicitar al general Ricardo Trevilla Trejo, próximo secretario de la Defensa Nacional; y al almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, próximo secretario de Marina; tmbién a nuestra amiga, compañera, Rosa Icela, futura secretaria de Gobernación.

Y así como a ustedes les agradezco y también a sus familias por todo su apoyo, su confianza, el respaldo que les han dado, así también reitero mi agradecimiento al almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, que me acompañó durante todo el gobierno; y al general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa. Los dos secretarios, responsables, trabajadores, honestos, leales y con dimensión social, me apoyaron, fueron mis dos brazos. Me apoyaron todos los miembros del gabinete.

Y desde luego, quien más me apoyó fue el pueblo de México. Porque como decía el presidente Juárez: ‘Con el pueblo todo, sin el pueblo nada’. Pero fue muy importante, significativo, valoro mucho lo que hizo el almirante Ojeda y lo que hizo el general Sandoval.

Y le deseo a los nuevos mandos que les vaya muy bien. Hoy en la mañana me preguntaron que si qué opinaba sobre los nombramientos, y dije que estaba yo muy contento con el nombramiento del próximo secretario de Marina y del próximo secretario de la Defensa, que son dos nombramientos claves, no se puede uno equivocar. Yo no me equivoqué y la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, próxima presidenta constitucional y comandanta suprema de las Fuerzas Armadas, tampoco se va a equivocar.

¡Que vivan las Fuerzas Armadas!

¡Viva México!

¡Viva México!

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