2024: Año de Felipe Carrillo Puerto, benemérito del proletariado, revolucionario y defensor del Mayab
PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas y amigos de Tulum:
Me da mucho gusto estar de nuevo con ustedes. Ya no hay mucho que decir, no, ya se dijo todo y muy bien, ya está como para solo rematar, y las palabras finales: amor con amor se paga y ya, he dicho. Porque ya de qué hablamos, si ya todo está bastante claro, lo que comentó el arquitecto Román Meyer; Diego Prieto, un antropólogo de primer orden, este señor, el director del INAH. ¿Eres antropólogo o etnólogo? Antropólogo social. Párate, Diego, vamos a darte un aplauso.
Le damos un aplauso también a Mara Lezama.
Así, breve. ¿Por qué cierro mi ciclo? ¿Por qué ya en unos días me voy a Palenque, Chiapas? Porque ya cumplimos, ya logramos iniciar sentar las bases de la transformación de nuestro país. Hacía falta, había una decadencia, no era nada más una crisis económica, era también una crisis de bienestar social, una crisis política, una crisis por la pérdida de valores, culturales, morales, espirituales; era un proceso de degradación progresivo, una decadencia.
Y para enfrentar una decadencia, sólo había que echar andar una transformación, que es como una revolución, pero logramos, entre todas, todos, entre millones de mexicanos, que esta transformación se llevara a cabo, iniciara de manera pacífica, y eso lo tenemos que celebrar, porque las tres transformaciones históricas que se han tenido en nuestro país, cuando se ha necesitado… La Independencia, cuando esos dos curas buenos, rebeldes: Hidalgo y Morelos, que son los padres de nuestra patria, no sólo decidieron luchar para que México fuese un país independiente, libre, luego de 300 años de dominación colonial, sino lucharon por la justicia.
Hidalgo fue el primero que propuso, proclamó la abolición de la esclavitud.
Y Morelos decía: ‘Que se eleve el salario del peón’, le dictaba a Andrés Quintana Roo —por eso, se llama este estado Quintana Roo— le decía allá, en Guerrero: ‘Usted, abogado, usted que es un hombre de letras… En un documento célebre que se conoce como Los sentimientos de la nación, le decía Morelos: ‘Escriba que se eleve el salario del peón, que se modere la indigencia y la opulencia, es decir, que haya igualdad, que se eduque al hijo del campesino igual que al hijo del más rico hacendado. Pero agregue lo que usted considere, hágalo con su estilo’. ‘No, señor —le decía Quintana Roo—, lo voy a copiar de manera literal, como usted lo está dictando. Decía Morelos: ‘Que haya tribunales que protejan al débil de los abusos que comete el fuerte’.
Esa es nuestra historia, esa fue la primera transformación. Ellos dieron su vida, los dos curas, padres de nuestra patria, fueron fusilados. y de manera cruel, porque a Hidalgo no sólo lo fusilan, le cortan la cabeza y para que nadie se atreviera a hacer lo mismo… Porque cuando lo estaban juzgando les dijo a los oligarcas ‘El único dios de ustedes es el dinero’. Entonces, no le perdonaron eso, le cortaron la cabeza y la exhibieron en la plaza principal de Guanajuato 10 años.
Pero se logró la Independencia y quedaron esas ideas. No es que se haya abolido la esclavitud pronto, no, nos llevó más de 100 años que se lograra la abolición de la esclavitud.
Y aquí Quintana Roo es un ejemplo de eso, de esa historia negra, porque Quintana Roo era como una cárcel en el porfiriato. Fíjense lo que es ahora este paraíso, era una cárcel. Acá mandaron a los dirigentes de la huelga de Río Blanco, en Veracruz, porque era muy difícil la vida aquí en Quintana Roo, sobre todo por el paludismo, por las epidemias.
En el porfiriato, Quintana Roo llegó a tener 15 mil habitantes, mientras Yucatán tenía 300 mil— Hoy nos acordábamos de eso— porque Porfirio Díaz decidió separar una porción de Yucatán y convertir a Quintana Roo en un territorio.
También porque querían apropiarse las tierras, y lo lograron porque hubo una tremenda represión. Acá estuvo —hoy lo hablamos— Victoriano Huerta, en Akumal, reprimiendo comunidades mayas. Aquí le dieron el grado de general a Victoriano Huerta, que después fue el que traicionó al Apóstol de la Democracia, Francisco I. Madero. Y le llamaban la ‘Siberia tropical’ a Quintana Roo, porque allá en Rusia a los opositores los mandaban a Siberia, que era un lugar frío, que muy difícil de resistir ese clima, y acá era el trópico y las enfermedades.
Bueno, Porfirio Díaz le entregó las tierras, grandes extensiones, toda la isla de Cozumel era del hermano del maestro Justo Sierra, toda la isla, y un hijo de Bernardo Reyes también era el dueño de todo lo que ahora es Othón P. Blanco.
Y aquí, les decía yo, traían a los presos; bueno, había esclavitud. Hidalgo dice: ‘Vamos a abolir la esclavitud’, en 1810, y la esclavitud es abolida en nuestro país hasta 1914, 100 años después. Porque habían haciendas con peones acasillados. Bueno, pero, aun cuando no se logró de inmediato la abolición de la esclavitud, quedó sembrada la idea, y se siguió luchando, porque así son los procesos sociales.
Y luego vino una segunda transformación, que encabezó Benito Juárez y los liberales, porque los conservadores no querían los cambios, como ahora, ya ven cuántos amparos nos presentaron, cuántos recursos de amparo para que no hiciéramos el Tren Maya; nada más que se toparon de que el pueblo sí quiere, y cuando el pueblo quiere, se amuelan, para no decir otra cosa. Con el pueblo todo, sin el pueblo nada.
Entonces, los conservadores se oponían a los cambios y ya cuando estaban derrotados se fueron al extranjero y trajeron un príncipe, a Maximiliano. Pero Juárez y los liberales nunca se rindieron. Nos invadió el ejército francés, en ese entonces el ejército más poderoso del mundo, 30 mil soldados franceses, y el pueblo resistió, se restauró la República, se expulsó a los extranjeros, se logró la segunda independencia de México.
Pero en esas dos transformaciones, la Independencia y la Reforma, hubo violencia, se tuvo que hacer con las armas.
Y, desde luego, la tercera transformación fue la Revolución de 1910, por la situación de opresión, de esclavitud en que Porfirio Díaz tenía al pueblo de México. Tardó gobernando México 34 años. Nada más para tener una idea, en el siglo XIX, dos gobernantes eran los amos y señores de México, o México era país de dos gobernantes, dos tiranos, dos dictadores:
Santa Anna, que fue 11 veces presidente de México, y que por culpa de él nos quitaron más de la mitad de nuestro territorio, que eso tampoco hay que olvidarlo, porque California, y Texas, y Nuevo México y Arizona, más cinco estados más de la Unión Americana, pertenecían a México. Y Santa Anna se portó como un mal gobernante, como un mal militar y como un mal ciudadano, y nos dieron ese zarpazo y nos quitaron la mitad de nuestro territorio.
Con la Revolución se tuvo también que luchar con las armas, pero gracias a eso es que se respetó el derecho de los campesinos a la tierra, no fue en vano esa transformación, esa lucha armada. Perdieron la vida un millón de mexicanos por la violencia y también por hambre, por las pandemias.
Pero, también, se lograron los derechos laborales, salarios justos; se estableció el salario mínimo, la jornada de ocho horas. Porque, ¿saben cuánto trabajaban los obreros en el porfiriato? Dieciséis horas; no era, como se decía, de 6:00 a 6:00. No, más. Y no había día de descanso, se trabajaba hasta los domingos. Entonces, con la Revolución se logró mejorar el salario, jornadas justas y otras reivindicaciones.
Y también, con la Revolución, se logró recuperar lo que Porfirio Díaz había entregado a extranjeros, se recuperó el petróleo, se recuperaron las minas, se recuperaron los ferrocarriles.
¿Qué sucedió después?
Se avanzó en el terreno social; desde luego, no tanto en el terreno político, quedó como asignatura pendiente la democracia, porque se fue don Porfirio y se quedó doña Porfiria como 70 años.
Bueno, ahora entre todos, por eso es un momento histórico, decidimos hacer la Cuarta Transformación, porque hacía falta y se está demostrando que sin violencia se pueden llevar a cabo los cambios.
Y por eso me voy muy contento, porque fíjense si no voy a estar contento, feliz, feliz, feliz, si logramos después de 40 años que se redujera la pobreza en México, eso lo logramos. Acaba de dar a conocer el Banco Mundial que del 2018 al 2023, el tiempo que llevamos en el gobierno, salieron de la pobreza nueve millones 500 mil mexicanos. Fueron los Programas de Bienestar, el salario aumentó como nunca en 40, 50 años.
Y todavía, a pesar de que están presionando, todavía, después de 50 años… Porque con Echeverría se devaluó el peso, con López Portillo se devalúo el peso —esto para los más jóvenes—; luego, con Miguel De la Madrid se devalúo el peso, se devaluó como dos mil por ciento con De la Madrid; luego, Salinas, se devaluó el peso; luego, Zedillo, se devaluó el peso; Fox, se devalúo el peso; Calderón, se devalúo el peso; Peña Nieto, se devalúo, y hasta hoy no se ha devaluado con nosotros, claro que nos faltan como 20 días todavía.
Y le están metiendo, queriendo confundir de que hay mucha inestabilidad porque vamos a llevar a cabo la reforma judicial. ¿Qué miedo van a tener, si lo que queremos es que se acabe la corrupción, desterrar la corrupción?
¿Y cómo lo hacemos?
Pues con el pueblo, el pueblo es el que ayuda a purificar la vida pública. Y como lo decía nuestra presidenta: con el pueblo, todo; sin el pueblo nada. O sea, ¿cómo se va a limpiar de corrupción el Poder Judicial, si no es con el mismo pueblo?
Y es una fórmula muy sencilla: así como se elige a los presidentes municipales, a diputados locales, a los senadores, diputados federales, a los gobernadores, así como se elige al presidente, ahora la presidenta, ¿quién los elige? Bueno, ¿y por qué no vamos nosotros también, los ciudadanos, a elegir a los jueces? ¿Cuál es el miedo?
¿Ustedes qué piensan, que a los jueces, magistrados, ministros los elija el presidente, los senadores, los partidos o que lo elija el pueblo? Eso es todo. ¿Qué miedo va a haber?
Pero, sí, están ahí, tratando de frenar esta reforma, que es indispensable porque tenemos que acabar con la puerta giratoria. Se mete a un delincuente a la cárcel después de que cuesta mucho detenerlo, se arriesga la vida de policías, de marinos, de soldados, fichitas, se les detiene; y a la semana, sobre todo los fines de semana, puro ‘sabadazo’, ordena un juez que se les libere. Eso ya no queremos que siga sucediendo en nuestro país.
Entonces, nos vamos tranquilos, me voy muy tranquilo. Pero, además, ya escucharon a la presidenta. Miren, voy a entregar la banda presidencial a una mujer extraordinaria, excepcional, preparada.
Y ayer lo dije, ya no lo voy a repetir ahora, pero…. No, sí lo voy a repetir: los veteranos como el que está hablando llegamos a la primaria directo, porque no había kínder y en nuestro pueblo nada más era la primaria; en mi pueblo, en Tepetitán, no había parvulito, no había el preescolar, era primaria.
Y yo, como no había secundaria en Tepetitán, fui a Macuspana a estudiar la secundaria y luego la preparatoria en Villahermosa y en la UNAM la licenciatura. Soy licenciado en Ciencia Política, pero ese nivel es después de la preparatoria cuatro años, cinco años, y la tesis, ¿no?
Pero eso es nivel licenciatura, los antropólogos también son licenciados, los médicos generales, el nivel de escolaridad es licenciatura, los contadores es licenciatura, los ingenieros civiles es licenciatura.
Para tener más grado hay que estudiar maestría, se requieren tres años más. Y luego, para llegar a ser doctor en derecho, en filosofía, en antropología, en ingeniería, son cuatro años más, o sea, es la licenciatura, tres de maestría y cuatro de doctorado.
Bueno, ¿qué nivel creen que tiene la próxima presidenta? Es doctora en Ingeniería. Busquen, ahora que regresen allá, a la casa. Y saludo a toda la familia también, que les mando saludos, a los que no pudieron venir porque están trabajando y la gente mayor, que esas son, miren, los que más…
Porque me dicen los jóvenes: ‘Es que me quiero tomarme una foto porque se la quiero llevar a mi abuelito, a mi abuelita’. A ver, ven. Sabes qué, tu abuelita y tu abuelito son muy inteligentes, ¿eh?, para que no me vayas a salir tú con que eres fifí.
Bueno, vayan a la casa y vean qué presidentes en el mundo, qué primeros ministros, qué jefes de Estado tienen nivel de doctorado. Nos rayamos, nos rayamos. Pero lo más importante son las convicciones, y tiene muy buenos sentimientos, buen corazón, y nos va a ir muy bien.
Y yo me voy a Palenque contento, porque, además, yo no quiero ser caudillo ni quiero ser hombre fuerte, jefe máximo; mucho menos cacique. Yo soy partidario del sufragio efectivo, no reelección. Además, un consejo para todos: no hay que tenerle mucho apego ni al poder ni al dinero. Acuérdense, la felicidad no es acumular bienes materiales, no es acumular la riqueza. La felicidad es estar bien con uno mismo, estar bien con nuestra conciencia y estar bien con el prójimo, esa es la verdadera felicidad.
Me da mucho gusto estar aquí. Miren, Tulum es un paraíso, es un edén, y lo que se está haciendo ahora va a potenciar más Tulum. Lo que yo les pido, desde luego, a las autoridades también, es que cuidemos la naturaleza, porque yo me he quedado a dormir en Tulum y me ha tocado ver cómo llegan a poner las tortugas en la costa, sí, las tortugas, las caguamas, tortugas grandes que llegan a poner ahí. Eso hay que cuidarlo mucho, mucho. Hay que seguir limpiando de sargazo las playas y cuidar la selva, cuidar la zona arqueológica.
Este museo es de los más bellos del mundo. Cuando lo visiten van a ver qué cosa tan bella, uno de los mejores museos de México y del mundo, el Museo de la Costa Oriental, que acabamos ahora de visitar, por el trabajo de arqueólogos, arqueólogas, de los restauradores, sí, los que trabajaron aquí. Un aplauso para ellas y ellos.
Pero fíjense. Y aquí también un aplauso para los ingenieros militares, esto es lo que los ingenieros militares hicieron, el aeropuerto de Tulum. Porque yo tengo la voluntad, como la gobernadora, de seguir impulsando el progreso con justicia porque, tiene razón, progreso sin justicia es retroceso. Es progreso con justicia.
Pero uno puede tener la decisión, la voluntad de ayudar, pero levantar al elefante que encontramos echado, reumático, mañoso costó trabajo, y ya se levantó, pero ¿quién nos apoyó? Nos apoyó el pueblo, desde luego, mucho el pueblo. Porque con tantos amparos imagínense si íbamos a poder hacer el Tren Maya; pues no. Pero como el pueblo… ¿De dónde salían los amparos? ¿Ustedes creen que, de los campesinos, de la gente, de los pueblos de Quintana Roo? No, no, no, unos seudoambientalistas, aunque les da coraje que yo les diga eso, pero mi pecho no es bodega y siempre digo lo que pienso.
Bueno, ayudó la gente, pero los trabajadores de la construcción. Vean el documental sobre el Tren Maya, que es un homenaje a los trabajadores de la construcción. Ya va el segundo capítulo, este capítulo que se dio a conocer, creo que el jueves en la noche, está dedicado a Tulum.
Bueno, ¿quiénes ayudaron mucho? Decía yo: los ingenieros militares. Construir un aeropuerto como el Tulum en 15 meses les zumba, como dirían los veracruzanos, 15 meses. Y el tren. Entonces, vamos hacia adelante.
Me da muchísimo gusto estar aquí con ustedes. Si no nos vemos pronto, es como decía el gran filósofo, el mejor, uno de los mejores, pero sí entre los tres mejores, para mí gusto, cantautores de México, Juan Gabriel: Amor eterno.
MODERADOR: Procedemos con el corte del listón inaugural del Parque del Jaguar y Museo de la Costa Oriental a cargo del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador, y la presidenta electa, doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
(CORTE DE LISTÓN)